¿Qué estoy haciendo por los demás?
Desde que tengo uso de razón siempre he ayudado a las personas que me rodean.
Cuando era pequeña, a mi abuela y a mi madre con las labores domésticas y el cuidado de mis hermanos. Ellas recuerdan la expresión de mi cara llena de felicidad cuando hacía algo por otra persona.
Sin saberlo, empece mi vocación por esta profesión con la enseñanza de mi hermana Raquel. Estudiaba y evaluaba sus dificultades frente a los diferentes problemas que se encontraba en cada curso escolar. Recuerdo esa época como una de las más bonitas de mi vida.
Descubrí rápidamente que me gustaba apoyar a las personas y quizás por eso elegí la profesión de logopeda. Creo que estoy enganchada a la sensación que produce el ayudar a otra persona.
Cuando saco el fonema R a una niña que ya tiene 13 años y lo tiene muy forzado, los padres se sorprenden. A esa sorpresa le sigue el agradecimiento y al agradecimiento, la sonrisa.
La satisfacción, la sorpresa, el agradecimiento y la felicidad son los sentimientos de esta profesión.
Ser logopeda ha sido la mejor decisión que he tomado, y cada día que pasa estoy más orgullosa de poseer los conocimientos y estrategias para seguir ayudando a más personas.
Elena Anero Gil
